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Lic. Romina Paoloni Dir. Analysis Consulting
13/04/2020
Los niños en la cuarentena (parte I):
Los niños en la cuarentena (parte I):Dosifiquemos la actividad escolar.

Neurobiológicamente, no podemos aprender demasiado en tiempos de estrés.
Nuestro cerebro se encuentra ocupado en mantener un equilibrio entre las presiones a las cuales estamos siendo expuestos y los recursos que tenemos para afrontarlas (activación de mecanismos de defensa). Si logramos adaptarnos al factor estresante, conservaremos nuestra salud; caso contrario, si nos cuesta hallar equilibrio entre presiones y recursos comenzaremos a sentirnos desbordados, a percibir situaciones como amenaza constante, y hasta presentar alguna manifestación física y/o psíquica.

Entendiendo que nuestro cerebro está tratando de “acomodarse” al actual contexto para salir airoso, es muy difícil exigirle que incorpore nueva información. Por tanto… ¿qué ha de suceder con el ámbito educativo y los aprendizajes durante este período?
La escritora R. Goodrich expresa: “No hay urgencias académicas estas semanas, así que no se apresuren a establecer una escuela en el hogar. Estamos estresados y cansados. Los adultos estresados no pueden enseñar a los niños estresados; es una imposibilidad neurológica….”

Me parece válida la propuesta de continuidad pedagógica y valoro con mucho respeto a los docentes que tuvieron que transformar -de modo express- un método de enseñanza presencial en ejercicios escritos y virtuales, que no son la vía más fácil para la generación y transmisión de conocimiento.

Quizá debamos dosificar la cantidad de tareas y reajustar plazos de entrega de trabajos, para no sumar presión a lo inicialmente expresado. No todos los padres cuentan con los saberes, tiempo o facilidad pedagógica para explicar los contenidos de múltiples materias, lo cual adiciona estrés en el adulto. Asimismo, existe desigualdad en cuanto a la disponibilidad de recursos tecnológicos: no todos los niños han de contar con un dispositivo personal, y es muy factible que de haber computadora en la casa algunos tengan que compartirla con hermanos o padres que teletrabajan. El hogar necesita redistribuir tiempos y no siempre coinciden con los requeridos por la escuela.

La educación a distancia fue una excelente salida de emergencia para que los niños no se atrasaran con los objetivos del actual ciclo lectivo. Pero… ¿podríamos repensar juntos este instrumento para hacerlo más liviano, comprendiendo que no resulta sencillo incorporar tanta información en circunstancias no habituales?

Permítanme un consejo para educadores y padres: DOSIFIQUEMOS LA ACTIVIDAD ESCOLAR. Así como es importante cuidar la salud física de nuestros niños quedándonos en casa, también es importante resguardar su salud emocional. Todo este cambio no resulta sencillo para los adultos; imagínense para ellos, con el solo hecho de sacarlos de su rutina…

Vayamos haciendo de a poco, cuando se pueda y como les salga… No es tiempo para exigirnos y exigirles, sino para probablemente enseñarles resiliencia. En su adultez, no recordarán qué aprendieron en este período en tal o cual materia; lo que sí recordarán es cómo afrontamos este período en casa como familia. Nuestro deber como padres es enseñarles recursos para desenvolverse en la vida.

Reitero: no digo no hacer deberes; digo hacerlos a otro ritmo, como una especie de gimnasia mental, y tratando de reconocer que el cerebro del niño (como el del adulto) ya está haciendo un esfuerzo admirable por transitar esta cuarentena…

Lic. ROMINA PAOLONI
Socióloga USAL - Directora de “Analysis Consulting”