Según relató a PERSPECTIVA SUR Gabriel y Soledad, “vimos la nota en la televisión de Quique llorando por la pérdida de su herramienta de trabajo, y nos conmovimos. Justo teníamos el auto para vender pero nos agarró la pandemia, de manera que pensamos que lo mejor era hacer una obra de bien con alguien que lo puede necesitar”.

“Yo perdí a mis padres, a mi suegro que era un fenómeno, a los papás de mis amigos, y todos ellos eran esa clase de gente de esfuerzo, de sacrificio. Y cuando lo vi a Quique me vino la imagen de mi viejo, como si le hubiese pasado a él, y no me gusta el dolor en una persona como Quique, al que lo vi llorar de una manera tal, que me pegó muy fuerte”, relató Gabriel.

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“No se lo quería decir a mi mujer, hasta que se lo comenté y ella me dijo que pensaba lo mismo; que era una buena idea, para que puede volver a trabajar y seguir haciendo lo que él sabe hacer para ayudarse con la jubilación”.

“A mí la plata no me sobra, pero vivo bien con mi mujer. Vivimos el uno para el otro, ella está jubilada, yo trabajo en un banco, y la estamos luchando como todos, pero pensamos que lo mejor es que el auto vaya a parar con Quique”, agregó el vecino.



El vehículo es un Ford Sierra 1993, y “la única condición es que hagamos la transferencia, nada más. A lo mejor después tenga que hacerle algún arreglito, ver el radiador, el asiento. Es un auto grande, cómodo, que lo tengo bajo techo y tiene seguro tercero completo de la Federación Patronal, lo único que no lo cubre es contra granizo”.

No quiso dar a conocer su apellido porque “con mi mujer no queremos ser protagonistas de nada, sino cumplir con el corazón, y que a esta persona le llegue”.

Se recordará que el pasado lunes 18 por la noche, Juan Manuel “Quique” Solís fue víctima de un vándalo que por maldad le prendió fuego su Renault 12 Family tras robarle el crique, que utilizaba para cargar su carrito pochoclero. Él tiene permiso municipal y abona un canon por su labor, de manera que la pérdida del vehículo fue un golpe duro de sobrellevar.