Un berazateguense viajó a Italia para obtener la certificación de especialista en pizza napolitana
El pizzero berazateguense Facundo Pomponio se encuentra en Italia para certificarse y participar en un concurso internacional.
Facundo tiene su local
“Michele Pizza e Amore” en la calle 213 esquina Av. Vergara, Berazategui, comercio que saltó a la fama en los últimos años, específicamente tras la pandemia.
La historia de este
profesor de educación física y emprendedor bien argentino (aunque con sangre italiana) es inspiradora porque un día, casi por casualidad, empezó a hacer pizza napolitana.
Todo comenzó cuando Facundo compró 2 kilos de harina y 2 kilos de tomates y preparó 15 pizzas para 15 amigos. Fueron todo un éxito, entonces decidió probar suerte un poco más profesionalmente.
Para eso se fue a Italia y se capacitó; volvió,
abrió la pizzería “Michele” en homenaje a su padre, y hoy es un referente de la pizza napolitana en la Argentina, que
está en Italia en busca de certificarse como “pizzaiolo” nada menos que en Nápoles, la cuna de la pizza.Allí se encuentra la
Associazione Verace Pizza Napoletana -AVPN -que, según un reglamento, certifica las pizzerías. Por eso
Facundo Pomponio se encuentra en tierras europeas con el objetivo de que “Michele” sea la segunda pizzería certificada de Argentina, y una de las primeras de Sudamérica. También va a hacer una capacitación y a certificarse como pizzaiolo.“Mi sueño es que Michele sea reconocida internacionalmente”, señaló Facundo, quien va a aprovechar el viaje para ir a pizzerías, conocer pizzaiolos en Italia y en España.
También va a participar en Nápoles en el campeonato de la Copa Caputo, que es la harina más importante del mundo. “Para solventar un poco los gastos -y siguiendo un poco la cultura italiana- conseguimos que nos sponsoreen las marcas más importantes en sus rubros: la harina Molino Campodónico, la mozzarella Mozzari y los hornos Ooni”. Pero
este viaje no lo hace solo, sino junto a su amigo colombiano Aymer Carvajal, chef ejecutivo de Pizza Paradiso. Se conocieron hace tres años por intermedio de un conocido en común, hicieron algunas movidas solidarias en la ex Villa 31 y “desde ese momento hacemos casi todo juntos”, cuentan a dúo.
INICIOSDespués de aquella primera vez que amasó pizzas para sus amigos, Facundo abrió una cuenta de Instagram con el nombre Michele, en homenaje a su padre Miguel, que falleció en el 2018. Esta era la mejor manera de recordarlo, y además de tener una conexión con Italia y con sus antepasados.
Un quincho con un horno y una mesa hicieron las veces de pizzería. Michele abría una vez cada 15 días, así, en forma casi precaria. La gente empezó a llegar. Cada vez más. Hasta que una semana antes de iniciar la cuarentena, los clientes llegaron a 100 en un solo día.
Para no tirar la mercadería que ya había comprado, y como resultado de los mensajes que ya empezaban a enviarle sus clientes, Facu Pomponio decidió ofrecer
delivery. La pizza napolitana tiene que comerse ni bien sale del horno, sino su sabor cambia por completo. Primero, los envíos se hacían los jueves y domingo. Pocos después la demanda lo obligó a hacerlos de miércoles a domingos.
Cuando la pandemia iba terminando, Facundo empezó a poner mesas en el local, aunque sin mucha expectativa de éxito. Sin embargo, la capacidad de 40 personas empezó a colmarse día tras día.
Se empezó a correr la voz sobre la pizza de Michele y llegaba gente de Quilmes, La Plata, de Capital.ETAPA PROFESIONALHabía que tomar una decisión: remodelar y profesionalizar Michele, porque hasta ese momento no tenía cocina -era una mesa con una tapa de acero- y tampoco tenía habilitación, o mudarse a otro lugar.
“Pero en Italia aprendí que las mejores pizzerías y restaurantes están en los pueblos. Entonces puse a prueba ese concepto. Me la jugué y agrandé el local para 90 personas adentro y otras 90 afuera. El horno lo fabriqué yo, por videollamadas. Me enseñaron un amigo italiano y otro chileno. Me llevó un año y medio, trabajando muchas horas por día. Obviamente con la ayuda de mi mamá. Si no, no lo podría haber hecho. En mayo de este año se cumplieron dos años de la inauguración de Michele tal como está ahora”.
Facundo tiró paredes, hizo los baños, y la gente siguió respondiendo cada vez mejor. Hoy está entre las 5 primeras pizzerías napolitanas de Argentina.
Su equipo de cocineros lo armó con chicos, entre 20 y 25 años, que no tenían idea de cocina: “como soy profesor de escuela, el primer empleado que tuve lo saqué de una clase de Educación Física. Prefería entrenar a los pibes y que hagan la pizza como tiene que ser. Y así fui como avancé. Estuve tres años sin salir de la cocina, no fui ni siquiera a un cumpleaños, no salí de noche, dejé de hacer las cosas que hacía. Me esclavicé en la pizzería y hoy ya hace un año que la tengo bastante delegada y puedo hacer mis actividades”.