El conjunto de Mauricio Pellegrino trabajó demasiado para llevarse la victoria, sin sentirse del todo cómodo en la cancha ante un planteo asfixiante, hizo los méritos suficientes y le alcanzó solamente una llegada clara para sentenciar la historia.

Vélez sintió la presión de saberse frente a un partido definitorio. Una victoria lo dejaba en carrera en un grupo complicado. Y eso se notó en los pases errados y en las malas decisiones, como el despeje de Francisco Ortega que casi terminó en el 1 a 0 en contra luego de un remate del argentino Gonzalo Castellani y un rebote corto que falló su compatriota Sebastián Sáez.

Los chilenos se mostraron ordenados e intensos a la hora de presionar, con marcas firmes y buenas sociedades que le otorgaron dinámica del medio hacia adelante, lo que obligó al visitante a cortar con faltas y resguardarse más cerca del arco propio.

En ese contexto, un buen desmarque de Pablo Galdames, con una diagonal perfecta seguida de asistencia a Agustín Bouzat, redondeó la primera sucesión de pases en Vélez y abrió un partido sufrido.

Poco de Thiago Almada, al que se lo vio apurado e impreciso, y mucho de Galdames, el cerebro del equipo con la pelota al pie, es lo que se presentó en el complemento. La posesión se transformó en una socia ideal con el reloj a favor de la visita.

Todo el tramo final se vivió como una verdadera final, en el que los dos sabían que de no sumar un triunfo estarían prácticamente afuera de la competición, y en ese marco Vélez retrocedió y en una contra lo liquidó Luca Orellano.

El camino de Vélez continuará el jueves 13 contra Liga Deportiva Universitaria de Quito en el Amalfitani y La Calera recibirá a Flamengo.