Se terminó el sueño del ascenso. Quilmes perdió este domingo en Rosario 10-9 ante Atlético de Rafaela en la definición por penales, en los cuartos de final del reducido por el segundo ascenso. El partido, en los noventa minutos, había terminado empatado 2 a 2. Los dos penales del Cervecero los falló el mismo jugador: Adrián Calello.

El partido comenzó con un Rafaela decidido a llevarse a Quilmes por delante. Adelantaba sus líneas, se plantaba en campo cervecero y manejaba la pelota. Los minutos pasaban y el trámite era el mismo, La Crema era dinámico, intenso y era el dueño total de la pelota. Quilmes regulaba energías para poder sostener el partido después del trajín que venía teniendo.

Si bien Rafaela era más, sus ataques morían en tres cuartos de cancha ante una defensa cervecera firme y bien parada. El doble cinco también recuperaba y así, a pesar del dominio de los santafesinos, El Cervecero no pasaba sobresaltos. Quilmes seguía agazapado, esperando y jugando de contra.

Y a los 41 minutos, ese contraataque llegó. Salida rápida, Jonatan Bauman por el centro tocó a la derecha para Justo Giani, que metió un centro corto para Pavone, que venía metiéndose al área, el delantero la paró con el pecho y definió de zurda contra el palo izquierdo sobre la salida del arquero: 1 a 0. Quilmes sorprendía y en la primera llegada del partido se ponía en ventaja.

Así, en medio de su desorientación, Rafaela no consiguió hacerse con la pelota, pasó el tiempo y el juez pitó el final de la primera mitad. El Cervecero lo ganaba con la única llegada del encuentro y se iba al vestuario con la mejor confianza para el segundo.

SE LO DIERON VUELTA, REACCIONO Y LO LLEVO A LOS PENALES
En la segunda mitad, Quilmes salió a la cancha con Esteban Glellel por Alejandro Medina, que se quedó en el vestuario por una contractura en el aductor derecho. Rafaela lo iba a buscar, aunque El Cervecero no se quedaba e iba en busca del segundo.

Y quizás lo pagó caro, porque de contra, Rafaela encontró la defensa abierta, pelota para la izquierda que recibió Matías Valdivia, centro pasado y en el segundo palo apareció para definir con una pirueta en el aire Ayrton Portillo a los 14. Rafaela lo empataba y le daba un golpe al mentón a Quilmes, que rápidamente buscaba mejorar en la marca, por lo que a los 15 ingresó Ramiro Arias por Emanuel Moreno.

El Cervecero estuvo cerca a los 22, cuando tras un tiro libre al área de Arias, Alan Alegre cabeceó solo y por arriba. Iban 27 cuando Tomás Blanco entró por Mariano Pavone para darle más aire al ataque. El partido era parejo, los dos intentaban, aunque Rafaela era un poco más claro.

Y a los 31, Claudio Bieler apareció solo en el área tras un centro, metió el cabezazo y en el camino se interpuso la mano de Alan Alegre: penal. A los 33, el mismo Bieler lo cambió por gol y Rafaela pasó a dar vuelta el resultado. Un minuto después, a los 34, Jonás Acevedo entró por Justo Giani y Leandro González lo hizo por David Drocco.

Y cuatro minutos después, los dos que ingresaron hicieron la jugada del empate 2 a 2: González metió un centro bajo desde la derecha, Acevedo anticipó con el pie en el primer palo y estampó la igualdad. A los 42, Jonatan Bauman se fue expulsado por doble amarilla, aunque iba a quedar para la anécdota.

En los minutos finales el cansancio pesó, no hubo más emociones y se fueron derechito a los penales.

ETERNA DEFINICION QUE TERMINO SIENDO ESQUIVA
A la hora de la definición desde los doce pasos, ambos se mostraron certeros, al punto de que se patearon once penales por equipo. En Quilmes falló el primero Adrián Calello (tapó el arquero Guillermo Sara), y luego convirtieron Ramiro Arias, Rodrigo Moreira, Leandro González, Carlos Matheu, Jonás Acevedo, Tomás Blanco, Martín Ortega, Alan Alegre y Esteban Glellel.

Y en el último penal, volvió a fallar Calello (lo tiró por arriba del travesaño). Rafaela pateó once penales y falló uno, Rodrigo Castro. El ex Quilmes, Claudio Bieler, anotó el primero y el último de la Crema para imponerse 10 a 9 y lograr el pase a las semifinales del reducido.

Para Quilmes fue el final de un sueño que en un momento pareció imposible. Un equipo que parecía que no iba a clasificarse, que se metió por la ventana al ganar el último partido, que ganó los primeros dos del reducido y que ante un rival con quince días de descanso, dejó la vida y no acertó desde los doce pasos. Murió de pie, y no es poco.