El galeno era uno de esos “médicos de antes”, que conocían la historia de cada uno de sus pacientes y hasta que la salud se lo permitió siguió atendiéndolos. 
Junto a Norma sembraron los pilares de una familia basada en el respeto, el amor y la vocación de servicio por los demás.  

En su formación tuvo como docente al Premio Nobel en Medicina Bernardo Houssay, en la cátedra de Fisiología, en la que Juan Carlos Ferri fue elegido como ayudante de la cátedra. También trabajando en el Hospital de Haedo, haciendo guardias y prácticas hospitalarias ad honorem, con el fin de lograr una capacitación idónea, que luego de recibido, ejerció durante décadas. 

Médico clínico con especialización en pediatría, contrajo matrimonio en 1963 con la profesora Norma Bermúdez, con la que tuvieron tres hijos y fueron testigos del crecimiento del barrio a través de los años. 



Asentado en Quilmes Oeste, ejerció con pasión la medicina desde el concepto de servicio social, atendiendo a sus pacientes a los que visitaba en sus domicilios sin importar la hora, ni el día (no tenía sábados, ni domingos , ni feriados ), ni inclemencias del tiempo. 

Días atrás falleció, pero su legado de compromiso por los vecinos y pacientes estará siempre en los cientos de personas que atendió desinteresadamente; teniendo como premisa el amor al prójimo. 
El doctor Ferri vivirá por siempre en la memoria de los quilmeños, como cada uno de los Vecinos Ilustres que aportó al bien de la ciudad.