Final pálido para un año de terror. En apenas cuatro días, el entrenador Mario Sciacqua no pudo mejorar demasiado a un Quilmes que volvió a jugar un pobrísimo primer tiempo, pero que fue un poco más que su rival en la segunda etapa y que mereció ganarlo. Empate que deja al Cervecero en la zona del descenso y fin de un 2017 que dejará muchísimo para reflexionar.
El partido comenzó con un Quilmes que trataba de mostrarse sólido, sin arriesgar demasiado ni complicarse. No salía demasiado de abajo, no entretenía mucho la pelota y buscaba ser rápido con pelotazos para los ligeritos de adelante. Aún así no había demasiada claridad, El Cervecero no dominaba y no llegaba. De este modo, Juventud Unida se animaba a adelantarse un poco aunque tampoco creaba situaciones. Con el correr de los minutos Quilmes no mejoraba. De hecho, empeoraba, porque ante un rival bien plantado y ordenado, abusaba del pelotazo a cualquier lado. Los jugadores de ataque no ganaban en el uno contra uno y tampoco lograban desbordar. El partido era muy malo, cortado y sin emociones. Apenas un remate de afuera de Matías Mansilla que se fue por arriba sacudió la modorra recién a los 42 minutos, pero no pasó nada más. El juez pitó el final de un pobrísimo primer tiempo que, como no podía ser de otra manera, terminó 0 a 0.

UNA MEJORÍA LEVE QUE NO ALCANZÓ
En la segunda mitad la historia no era demasiado diferente a la primera. Quilmes se adelantaba un poco más pero seguía sin encontrar los caminos, ante un rival cerrado y agazapado, que esperaba alguna contra. A los 16, Rodrigo Mieres dejó la cancha con una molestia y lo reemplazó Braian Lluy, que fue como lateral derecho y pasó Juan Larrea a jugar como central. A los 18, Quilmes tuvo una clarísima: remate al arco que se desvió y que dejó a Matías Nouet solo y habilitado, mano a mano, pero su definición salió al cuerpo del arquero Lucas De León. Y a los 20 volvió a llegar El Cervecero, con una jugada individual de Francisco Ilarregui, que entró al área a toda velocidad y definió de zurda y cruzado, pero volvió a tapar De León. Quilmes iba más decidido, a toda velocidad, era más vertical y metía más gente en ataque. Y a los 24, otra: centro de Matías Mansilla desde la izquierda, desvió la pelota Ilarregui y se fue muy cerca del palo izquierdo. El segundo tiempo era más dinámico y entretenido, con un Quilmes que iba más y un Juventud Unida que salía rápido de contra. A los 42 entró Matías Tissera por Mansilla para sumar más gente en ataque, y dos minutos más tarde tuvo una clara, con un buen remate que tapó De León. Y un minuto después, el arquero le tapó un disparo cruzado a Braian Lluy. En los instantes finales El Cervecero fue una y otra vez, aunque no le alcanzó.