La historia finalizó como no podía ser de otra manera. Quilmes volvió a dejar una pálida imagen. Los dirigidos por Cristian Díaz salieron bien plantados, aunque decididos a esperar al Pincha y a jugar de contra. En la segunda etapa fue expulsado Lucas Carrizo y con diez, El Cervecero no lo pudo sostener.
El partido comenzó parejo, Estudiantes intentaba ser protagonista pero Quilmes le cerraba los caminos y presionaba bien. Si bien la primera de riesgo fue del local, con un cabezazo de Javier Toledo apenas arriba, no había demasiado peligro en las áreas. A los 15 llegó El Cervecero, tras un corner de la izquierda, un rechazo corto, le dio Cristian Trombetta de afuera y la pelota se fue cerca. De a poco Estudiantes comenzaba a crecer y se iba metiendo en campo cervecero, aunque sin profundidad. La más clara la tuvo recién a los 35, con un buen remate de afuera de Iván Gómez y tapó muy bien César Rigamonti. El local crecía en el sector izquierdo, haciéndole el dos-uno a Gabriel Ramírez, que jugaba de carrilero derecho. Quilmes sufría por ese andarivel, custodiado por dos jugadores no habituados a desempeñarse por la banda, como Ramírez y Jonatan Torres. Más allá de esto, Estudiantes no logró acercarse con más riesgo al arco cervecero y el primer tiempo se fue en empate 0 a 0. La igualdad hasta ahí estaba bien, porque más allá de tener más la pelota y de contar alguna que otra situación, Estudiantes no fue mucho más que un Quilmes que se plantó firme, presionó y dentro de todo controló a su rival.

DE TANTO IR, EL LOCAL LO GANO
En la segunda mitad, Estudiantes intentó meterse rápidamente en campo cervecero pero era mucho más impreciso, y así, cuando Quilmes recuperaba iba rápido de contra, sin embargo, no aprovechaba los espacios que dejaba atrás el local. Estudiantes llegó a los 15, con un tiro libre directo de Sebastián Dubarbier, y Rigamonti la sacó cuando la pelota se le metía en un ángulo. Los minutos pasaban y el partido tenía la misma tónica: Estudiantes iba con mucha gente y quedaba mal parado y expuesto para la contra, aunque El Cervecero las desaprovechaba. A los 23 y por una dura falta, Lucas Carrizo fue expulsado por doble amonestación. Ahí el partido cambió. Para cubrir el lugar de Carrizo, Franco Negri reemplazó a Federico Andrada. Y a los 32, José Luis Valdez reemplazó a Jonatan Torres. Con diez hombres, Quilmes jugaba cada vez más atrás, Estudiantes creía, avanzaba, y a los 33 se puso en ventaja. Centro desde la izquierda, cabeceó el ingresado Lucas Viatri, tapó Rigamonti y el rebote le cayó al propio Viatri, que remató y anotó el 1 a 0. Estudiantes lo pasaba a ganar cuando era más. A los 37 entró Francisco Ilarregui por Gabriel Ramírez buscando poner más gente en ataque, aunque el dominio seguía siendo del local. Quilmes intentó en el descuento y se animó, y a los 45 llegó clarísimo, con un centro de tiro libre desde la derecha de Brandon Obregón, nadie la llegó a tocar y la pelota pegó en el palo derecho. Fue la última, porque Quilmes ya no pudo llegar y el juego se fue en derrota.

EL FINAL MAS LOGICO
La derrota terminó siendo justa y lógica. Porque luego de un primer tiempo en el que Quilmes controló bien a su rival y pasó pocos sobresaltos, en la segunda lo manejaba bien hasta la expulsión de Lucas Carrizo. Con diez, Estudiantes se animó, El Cervecero retrocedió demasiado y así, por decantación, terminó llegando el tanto del local.
El peor final para el peor campeonato en mucho tiempo. Después de cinco años, Quilmes volverá a jugar en la Primera "B" Nacional. Un descenso escandaloso, inexplicable y penoso. Un equipo que hizo diecinueve puntos en el primer semestre y que dilapidó todo en el segundo sumando sólo seis, para terminar último en la tabla. Un equipo que con apenas siete unidades más se hubiese salvado del descenso. Un concierto enorme de errores, dirigenciales, de los entrenadores y, por supuesto, de los jugadores. Final lamentable para un año lamentable, con la única esperanza de que en el próximo semestre, los errores no sigan sumándose, porque siempre se puede estar peor.