Nunca declarado edificio o patrimonio histórico, el inmueble terminó demolido. Los nostálgicos lamentan la pérdida de la identidad urbanística del distrito.
Gran consternación provocó el derrumbe de la histórica casona de la familia Bagley de Bernal, la cual finalmente sucumbió a la picota pese a una primera clausura que realizó en 2021 la Municipalidad de Quilmes porque no tenían habilitación.
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La Comuna paró la demolición de la histórica casa BagleyPasado el tiempo, y debido a que se trata de una propiedad privada que no fue resguardada por ninguna declaración de “edificio histórico” o similar, terminados los trámites para autorizar la demolición finalmente se tiraron abajo las gruesas paredes de la casona ubicada en la avenida Zapiola y Dorrego, Bernal.
El edificio se encontraba muy deteriorado, no obstante lo cual mantenía su fisonomía señorial. Ponerlo en valor habría costado una fortuna, y quizás ese fue el motivo por el cual el Concejo Deliberante nunca lo declaró patrimonio histórico sujeto a expropiación.
Algo similar ocurre con la propiedad del pintor quilmeño Víctor Roverano, casona que está sobre la calle Garibaldi entre Mitre y Alvear, de Quilmes centro: declarada histórica, no hay fondos para expropiarla, y quedó abandonada.
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El Concejo Deliberante declaró “patrimonio natural y cultural” a los naranjos amargos de BernalCuriosamente, el Concejo Deliberante declaró el año pasado “Patrimonio Natural y Cultural” a los naranjos amargos de Bernal, debido a que fueron inspiradores de la creación de la Hesperidina por parte del industrial norteamericano Melville Sewell Bagley (1838-1880), radicado en Buenos Aires desde 1862.
