Es uno de los jugadores de mejor rendimiento en el campeonato que pasó vistiendo la camiseta del Cervecero, más allá de que no terminó logrando el objetivo. Matías Pérez Acuña volverá a ser compañero de Federico Andrada pero en Vélez Sarsfield, club al que retornó por ser el dueño de su pase. El lateral derecho habló de lo que fue el descenso y de lo desgastante que se hizo vivirlo semana tras semana.
Matías Pérez Acuña trabaja con Vélez, el club dueño de su pase, donde espera poder tener continuidad. Pero no olvida lo que fue su paso por Quilmes. El lateral derecho dijo que “hoy uno piensa por qué descendimos y creo que hubo muchos factores. Tampoco quiero poner como excusa que teníamos un plantel con muchos chicos, se dijo en algún momento que éramos todos chicos de Reserva, pero no lo veo tan así. Éramos varios chicos jóvenes, por ahí algunos tenían un carácter, otros tenían otro carácter, a algunos les pesó de una manera y a otros de otra. Pelear el descenso no es para cualquiera, es un stress constante. Estás todos los días pensando que si gana este o gana el otro vos estás obligado a ganar, es una presión constante. Jugás de local y cuando no salen las cosas ya escuchás el murmullo. Todo eso, sumado, creo que derivó en lo que nos pasó”.

- ¿Les faltó fortaleza anímica a la hora de recibir los golpes?
- Es posible. En el vestuario siempre analizamos que los segundos tiempos fueron un problema durante todo el torneo. No sé si fue por la parte física, por la mental, pero en todos nos caímos. Nunca pudimos rendir más que un tiempo. En los últimos partidos sí terminamos bien, pero ya estábamos descendidos. Lo que hicimos no alcanzó y tampoco sirve quedarse con eso. Cómo le explicás a la gente, ya está, nos fuimos al descenso y nosotros, los jugadores, fuimos los primeros culpables. Acá no hay que echarles culpas a Alfredo (Grelak), a Cristian (Díaz) ni a (Leonardo) Lemos, los jugadores fuimos los máximos responsables.

- ¿Se acordaron tarde de levantar el nivel?
- Indudablemente sí. Desde el partido con Patronato mejoramos, y si bien es verdad que por ahí eran rivales de menor nivel que los anteriores, el equipo mostró otro volumen de juego, y te da una bronca terrible. Porque si vos terminás todos los partidos perdiendo tres a cero decís: no nos daba. Pero la bronca es que sí nos daba, generamos situaciones de gol, tuvimos más volumen de juego, pero nos acordamos tarde, seis meses antes lo tendríamos que haber hecho. La verdad que no me quiero ni acordar, sólo me queda pedirle perdón de nuevo a los hinchas de Quilmes, porque fui uno de los que más jugó y me siento responsable. Igual pasé un lindo año en el club y estoy agradecido.