Quilmes sigue tratando de encontrar su mejor forma y de afianzar su idea de juego. Ante Villa Dámine, en el debut del equipo como local en el campeonato, tampoco lo pudo lograr. Una vez más faltó tenencia de pelota, generación de peligro y claridad. Sin embargo, se mostró sólido en la faceta defensiva y pudo asegurar una victoria que consiguió gracias al gol de penal de Felipe Cadenazzi.
El partido comenzó parejo, con Quilmes tratando de ser protagonista ante un Villa Dálmine que presionaba y que no se metía atrás. De hecho, en los primeros minutos la tenencia era para la visita. De a poco El Cervecero se imponía y se metía en campo rival, liderado por Nicolás Castro, su jugador más desequilibrante. Y por una pelota detenida, iba a encontrar la apertura del marcador. Iban 13 minutos, tiro libre al área desde la derecha en forma de centro, lo tomaron de la camiseta a Juan Larrea y el juez dio penal. Le pegó Felipe Cadenazzi contra el palo derecho y adentro, 1 a 0. El Cervecero abría el partido temprano y obligaba a Dálmine a salir más. Así, Castro y Francisco Ilarregui explotaban su velocidad por las bandas para complicar a la visita. A los 16, un desborde de Ilarregui por derecha terminó con un centro bajo y Cadenazzi remató desviado en el primer palo. La visita contestó a los 23, con un remate de Pablo Burzio, pero tapó Emanuel Trípodi. A los 30 Dálmine tuvo otra, cuando le pegó de muy lejos Jorge Córdoba y la pelota dio en el palo derecho. Ilarregui fue a la izquierda, Chirola Romero a la derecha y Castro se paró como volante central. El Cervecero buscaba variantes para volver a hacerse con la pelota. Con los cambios, logró salir del asedio y así volvió a meterse en campo rival aunque sin generar peligro, hasta que de fue la primera mitad.

NO LO SUPO LIQUIDAR CON DOS PENALES MÁS A FAVOR
En la segunda mitad, Augusto Max entró por Jonatan Torres buscando más contención en el medio. Al minuto Quilmes llegó, con un remate de aire de Castro y abajo tapó el arquero Martín Perafán. Sin embargo, con el correr del tiempo Dálmine se volvía a meter en campo de Quilmes, buscando con mucha gente el empate. Al Cervecero le costaba salir, y solo respiraba cuando se escapaba por la derecha Ilarregui. Pero en uno de sus ataques aislados, El Cervecero tuvo una situación inmejorable: iba 21 minutos, centro a media altura desde la izquierda de Castro, Fernando Alarcón puso la mano y el juez cobró otro penal. Cadenazzi le volvió a dar al palo derecho pero esta vez Perafán acertó y tapó el remate. Dálmine revivía y se iba encima de un Quilmes que tampoco se quedaba, y el juego era de ida y vuelta. Y a los 34 pasó lo inesperado: Brandon Obregón intentó rematar en el área, la pelota dio en la mano de Juan Celaya y el árbitro cobró el tercer penal de la noche. Además, el defensor vio la segunda amarilla y fue expulsado. Esta vez el que le pegó fue Castro y la pelota fue por arriba del travesaño. A diez minutos del final, Quilmes erraba su segundo penal en el encuentro y se preparaba para sufrir. A los 40, Matías Nouet entró por un agotado Ilarregui, y tres minutos después Matías Tissera reemplazó a Cadenazzi. Dálmine lo fue a buscar con todo pero entre Trípodi y los centrales se encargaron de que el arco cervecero terminara en cero. Así, el encuentro se fue con un triunfo valioso.

HIZO LO QUE TENÍA QUE HACER
El resultado fue en parte merecido por las situaciones con las que contó Quilmes. En la segunda mitad erró dos penales, algo que no suele suceder en el fútbol. Más allá de esto, en la tenencia de la pelota el partido fue parejo. El Cervecero hizo un buen primer tiempo, aunque de a ratos también sufrió. En la segunda mitad la tuvo más la visita, pero nunca llegó con demasiada claridad.
Quilmes tenía que ganar y ganó. Punto. Supo aprovechar una de las pocas situaciones que se le presentaron en el primer tiempo y después se defendió bien. Así, se quedó con la victoria en su debut como local en el torneo, tres puntos que le dan mayor valor al conseguido en Junín. Y a esta altura, es más que suficiente.