Elizabeth Zappa y Silvia Riedel son Madres del Dolor, sus hijos perdieron la vida en accidentes de tránsito y reclaman a la Justicia mayor celeridad en las causas que deben esclarecer estos hechos. Asimismo, han impulsado la colocación de “estrellas amarillas” en los sitios donde murieron ellos murieron, como una forma de concientizar a los conductores.
El hijo de Elizabeth salió en la mañana del 15 de febrero en moto a buscar a su novia al trabajo en Bernal cuando fue arrollado por un camión. “En la Justicia no recibimos ninguna respuesta: Me atendió la titular de la UFIJ Nº 9, diciéndome que no encontraba dónde había terminado mi hijo y yo le tuve que bajar las cámaras de donde fue. Me dice ‘¿Usted está segura de que éste es su hijo?’, ‘Usted me lo tiene que decir, no yo’, le dije. Soy la mama de la persona fallecida, por lógica el trato de ella hacia mí debió haber sido de otro modo. En la Justicia no encontré piedad”, expresó Zappa.
Y agregó que “la imputación contra el conductor del camión es de ‘homicidio culposo’, cuando tendría que ser ‘doloso’, porque hizo una mala maniobra y se llevó a mi hijo. Él está libre”.
El caso de Silvia ocurrió el 9 de marzo de 2016, cuando una profesora que no tenía registro de conducir chocó a su hijo, que viajaba con casco en una moto. “No hay nadie preso. A un año y cinco meses todavía no la citaron a declarar. El hecho ocurrió en la calle Sosa del Valle y Mosconi, a las 17, cuando volvía de trabajar”, recordó.
ESTRELLAS AMARILLAS
Riedel es impulsora de las “estrellas amarillas”, que tienen reglamentación por una ordenanza municipal. La activista explicó que el objetivo de estas estrellas, que se pintan en aquellos lugares donde sus hijos resultaron muertos en ocasión de un accidente de tránsito, es “concientizar a la gente de que no podemos seguir atropellando a los demás sin que nada importe”.
“Empecé con la estrella amarilla de mi hijo, que fue la primera que pusimos”, manifestó Riedel, quien sostuvo que recibieron “más solidaridad de parte de la gente común que de la política. Nunca tuve un acercamiento con dirigentes, a pesar de haberlos convocado, pero sí acompañamiento vecinal y de mamás que estamos con el mismo dolor”.
CONCEPTO
Finalmente, ambas coincidieron en entender que “tener un volante en la mano es lo mismo que tener un arma. Para nosotros no hay diferencia, pero para la justicia sí, porque si imputaran a los culpables de esa manera estarían presos, sin embargo están libres en las calles y nosotros sufriendo”.
