“El agrimensor es tan antiguo como la humanidad, ya que trabajaron junto a los constructores de las pirámides en Egipto, y cuando subía el río Nilo, después los agrimensores debían volver a mensurar los terrenos”, dijo.
“Hoy nuestra tarea es muy variada, desde realizar interpretaciones de una escritura y materializarlas en el terreno, hasta demarcar un terreno, hacer la topografía, hacer planos de barrios cerrados, nivelaciones, propiedad horizontal, desmontes, planos de rutas, etcétera”, enumeró.

“Somos los primeros profesionales que intervenimos en una obra; después es el turno de los ingenieros, arquitectos, pero nosotros somos los que demarcamos el terreno, tarea ineludible y que no puede realizar ningún otro profesional. Cuando así ocurre, ha pasado muchas veces, se equivocan de lote o de manzana, aunque suene alocado”.
La agrimensura “es una carrera en sí misma; antiguamente estudiábamos en la Facultad de Ingeniería, y hoy los estudiantes egresan como ingenieros agrimensores”.

Rosace explicó que se cumplieron 30 años de la Ley 10321, con la cual luego crearon el Consejo Profesional de Agrimensura de la provincia de Buenos Aires.
“Tenemos una carrera importante y que hoy en día, prácticamente nos da respuesta inmediata de trabajo porque hacemos estados parcelarios, intervenimos en cada transmisión de dominio, cambio de escrituras, así que hay mucho trabajo para nuestra profesión”.

El año pasado, el CPA celebró un convenio de cooperación con el Municipio de Quilmes, para el “relevamiento de 25 plazas, relevamos los predios para que luego la Comuna realice tareas de mejoramiento y puesta en valor de tales espacios verdes. Un trabajo muy interesante y de gran impacto social, que hicimos puntualmente”, concluyó Rosace.