La copiosa lluvia que arrecia en la ciudad desde la noche del lunes, convirtió a los arrugados carteles de la vía pública, en una peligrosa y resbalosa pasta sobre las veredas.
La ordenanza municipal que rige la colocación de carteles en la vía pública, taxativamente obliga a las empresas que tienen la explotación de la actividad en Quilmes, a levantar los carteles viejos cuando son retirados.
No obstante, la práctica de estas empresas, es quitar los viejos carteles, dejarlos arrugados al pie mismo de las paredes autorizadas, y luego colocar los nuevos. Los papeles arrumbados, sumados a la cola que le colocan en forma abundante y chorreante, convierten a las veredas un día de lluvia, en una resbaladiza pista para los transeúntes.