Te proponemos echarles un vistazo porque, quizá, te convienen también a vos.

-    Nunca cargues en los hombros de otra persona la responsabilidad de lo que sucede en tu vida.
Entiendo que la tentación es grande, pero apiadate de vos mismo. Sólo en ese momento, cuando lo aceptás por dentro, «yo soy el autor de mis fracasos y el creador de mis logros», te hacás más fuerte.

-    Aceptá el hecho de que el pasado ya no puede cambiar, ha terminado.
Dominamos sólo nuestro futuro, que depende de lo que hacemos ahora, en cada momento concreto. No esperes a que el futuro te sonría, hacé lo necesario para que el futuro no pueda no sonreírte.

-    Deshacete de la ilusión de que podés cambiar a otras personas.
Inconscientemente, todos sufrimos este error ingenuo, y como resultado, sufrimos, en el verdadero sentido de la palabra. Permití que sean diferentes, y en algún momento, incluso, vas a empezar a disfrutar de eso.

-    Los demás nos necesitan fuertes.
A nadie le importamos débiles, cansados, sufriendo e infelices. Si los demás te hacen creer lo contrario, ellos, simplemente, te engañan. No te dejes engañar. Aceptá, en sentido estricto, esta regla: respirá, animate y entenderás que no hay por qué sufrir.

-    Todas nuestras acciones tendrán consecuencias.
Y, la verdad, siempre elegimos, no lo que vamos a hacer, sino lo que vamos a tener como resultado de nuestra acción. Antes de hacer alguna tontería, pensá también en sus consecuencias. Entonces, así, habrá menos tonterías en tu vida.

-    No vivas así, como si fueras a vivir eternamente.
Cada uno de nosotros morirá. Esto es inevitable y es un hecho científico. Podés sufrir por esto, o bien hacer un esfuerzo y dejar este tema de una vez por todas. No vivas como si fueras a vivir eternamente. Y no vivas así, como si fueras a morir mañana. Si entiendes esto, encontrarás tu propia receta para una vida feliz.

-    No pierdas tu tiempo y energía en aquellas personas a las que no les importás nada o, peor aún, que no te quieren.
En este mundo hay muchas personas con las cuales podés vivir tu vida y sentir alegría. Eso sí, no tenés que ser cerrado y desconfiado. Créeme, siendo abierto y amable no perdés nada.