Si hay una voz autorizada para hablar de lo que fue el final del campeonato de la B Nacional para Quilmes, ese es su arquero y capitán, Emanuel Trípodi. El uno, que conoce de épocas buenas en la institución, no dudó en afirmar que "no hay nada que festejar" porque se terminó "peleando por un puntito para mantenernos en la B Nacional". Además afirmó que en el club "se habla más de política que de fútbol".
Emanuel Trípodi lamentó el final que tuvo el campeonato para Quilmes más allá de haber mantenido la categoría. El arquero cervecero dijo que "personalmente tengo una sensación de muchísima bronca, de impotencia, hicimos el esfuerzo máximo, no nos guardamos nada, dimos hasta donde pudimos y sólo cumplimos el objetivo de mínima, nos tenemos que conformar con eso, es la realidad. No hay nada que festejar porque cumplimos un objetivo muy menor. Además el partido con Boca Unidos no podía tapar lo que pasó durante todo el año, hasta quizás hubiese sido una injusticia que eso hubiese sucedido. Lo tenemos que aceptar más allá de que nos duela un montón. Hay que ser inteligentes, repensar lo que viene y de una vez por todas proponerse pelear un torneo o decirle la verdad a la gente. La situación fue realmente adversa durante todo el año para todos, se habló mucho de política, poco de fútbol y hay que ver si realmente se fue sincero con la gente. Y también si lo vamos hacer ahora, en este semestre o en el año que viene, si estamos para sostener la categoría o para pelear el torneo. Repito, creo que no hay nada que festejar, más allá de que nosotros creíamos y encarábamos cada partido con el respeto que merece la camiseta. Pero la realidad era dura y hubo que pelearla, como lo hicimos hasta el último minuto del último partido".

- ¿Por qué creés que el final de Quilmes en el torneo tiene que ver con lo que sucede en el club además de lo futbolístico?
- Porque la inestabilidad institucional que tiene el club terminó repercutiendo adentro del vestuario, guste o no, es así. Es algo que está a la vista constantemente, se habla más de política que de fútbol, como dije, de quién va a venir o de quién quiere hacerse cargo de este fierro caliente. Y Quilmes es un club grande, hay un montón de clubes que no tienen un estadio como el nuestro, por ejemplo, y me parece que no merecemos estar como estamos, sufriendo y peleando por un puntito para mantenernos en la B Nacional. Pero bueno, es una realidad dura, hay que ser frontal y bancársela. Yo estoy convencido desde el día en que volví a Quilmes que en algún momento se va a lograr el ascenso, yo me voy a quedar a pelearla, vamos a tener que luchar mucho más y siendo conscientes de que nada va a ser fácil.

- ¿Entonces el mal manejo dirigencial se vio reflejado en los resultados deportivos?
- Es una autocrítica que me parece que la tenemos que hacer todos, lo que pasa a nivel institucional repercute en el vestuario, como dije, desde lo que fue el sorteo del fixture, la cantidad de viajes, quedar libres en la última fecha_ Me parece que si uno es un poco paranoico, acá pareciera que estaba todo armado para que Quilmes descendiera. Es algo que pensé durante todo el año pero no lo podía decir porque la gente se merecía que nosotros saliéramos a pelear y a defender la camiseta como lo hicimos. No es una excusa tampoco, porque en todo momento yo fui optimista, y hasta el último minuto del partido del otro día sentí realmente que podíamos pelear un poquito más arriba, y hasta estábamos con chances milagrosas para jugar el octogonal. Nos tuvimos que conformar con el objetivo de mínima, ya está, es lo que tenemos. Estamos en el lugar que merecemos, nadie nos regaló nada, nada fue fácil pero nos quedó el sabor amargo de saber que salvamos la categoría y nada más.