Fue la última en jurar. Este miércoles bien pasado el mediodía, Elisa Carrió ingresó por la puerta de la calle Riobamba del palacio del Congreso y, pese a los nervios de sus asesores, cedió al ruego por una selfie de un par de empleados legislativos que casualmente se la cruzaron. En el corto trayecto hacia el ascensor, la líder de la Coalición Cívica enfatizó que "en general" está de acuerdo con la reforma previsional del Gobierno, un tema que genera polémica incluso dentro del oficialismo. "Si hay cambios, lo definiremos en la reunión del interbloque", sostuvo, enigmática.

Partió rauda al recinto y participó, sentada, del resto de la ceremonia de jura. La acompañaban sus incondicionales de siempre, Mariana Zuvic y Maximiliano Ferraro, legislador porteño. En una de las bandejas estaba Fernando Sánchez quien en pocos días más finalizará su mandato como diputado nacional para integrar la Jefatura de Gabinete para coordinar los proyectos institucionales que promoverá el Gobierno en esta segunda etapa de gestión.

En las bandejas figuraban, también, varios gobernadores que asistieron a la ceremonia de jura. Algunos de ellos motivados por razones más bien personales: el cordobés Juan Schiaretti para presenciar la asunción de su esposa, Alejandro Vigo y el santiagueño Gerardo Zamora, para aplaudir la jura de su mujer, Claudia Ledesma. Por el Poder Ejecutivo estaba el ministro de Modernización, Andrés Ibarra; con su pequeña hija, acompañó la jura de su esposa, María Carla Piccolomini. A su lado estaba el jefe de Gabinete, Marcos Peña; el reelecto presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, agradeció su presencia -gesto que llamó la atención, ya que son conocidas las desavenencias entre ambos-. Sin embargo, al momento de la mención, Peña ya había partido.

Monzó asumió su tercer mandato consecutivo en la Cámara de Diputados y, con la voz quebrada sobre el final, agradeció el apoyo de sus pares. Lo acompañarán, como vicepresidente primero, José Luis Gioja, del Frente para la Victoria; Luis Petri, de Cambiemos, como vicepresidente segundo y Martín Llaryora, como vicepresidente tercero. Hubo casi unaminidad, salvo la abstención -un clásico- de los bloques de izquierda.

Pero hubo también un reclamo. Leonardo Grosso, del Movimiento Evita, criticó que no hubiera una sola mujer en la conducción de la Cámara baja, pese a que hace apenas dos semanas votó la ley de paridad de género.

"¡Que no haya una sola mujer en cuatro lugares muestra la sub representación de las mujeres en el Congreso!", clamó Victoria Donda (Libres del Sur).